Amado Padre celestial, te doy gracias por Tu amor inmenso y por Tu presencia en mi vida. Te alabo y te glorifico porque eres un Dios grande, sabio y lleno de bondad. No hay nadie como Tú, Señor. Gracias por cada bendición que has derramado sobre mí y por las formas en que me guías cada día.

Hoy me acerco a Ti con humildad, reconociendo que soy dependiente de Tu sabiduría. En Efesios 1:17, Tu palabra nos recuerda que Pablo oró para que nos des el “espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Ti.” Señor, te pido que esa sabiduría me llene ahora. Dame el entendimiento y la claridad que solo Tú puedes dar, para poder ver Tu voluntad en cada paso que doy. Ayúdame a caminar en Tu verdad y a tomar decisiones que te honren.

Perdóname, Señor, por los momentos en que he actuado sin consultar Tu dirección o cuando he ignorado Tu guía. Te pido perdón por mis faltas, y me acerco a Ti con un corazón arrepentido, deseando hacer Tu voluntad en todo. Te agradezco por Tu gracia, que me limpia y me da una nueva oportunidad cada día.

Te pido, Señor, que me des sabiduría no solo para mí, sino también para mis hermanos y hermanas en Cristo. Que Tu sabiduría nos llene a todos, para que podamos ser luz en el mundo y vivir conforme a Tu plan perfecto. Intercedo por ellos, pidiendo que Tú les reveles Tu voluntad de manera clara y les des el discernimiento que necesitan.

Me rindo a Tu voluntad, Señor. Confío en que Tú sabes lo que es mejor para mí. Te entrego mi vida y mis deseos, sabiendo que Tu plan es perfecto. Aunque no siempre entienda todo, te elijo y acepto lo que Tú decidas. Te doy gracias por la paz que me das, sabiendo que, en Tu sabiduría, todo está bajo Tu control.

Gracias, Señor, por escucharme. Creo que Tú me guiarás y me darás lo que necesito en Tu tiempo perfecto. En el nombre de Jesús, mi Salvador y Rey, oro. Amén.