Amado Dios,  en este momento vengo a ti con un corazón sediento de tu sabiduría. Reconozco que sin tu guía, me pierdo fácilmente en mis propios pensamientos, emociones y decisiones. Hoy me rindo a ti y te pido que me des claridad.

Espíritu Santo, abre mis ojos espirituales. Necesito discernir tu voluntad en cada área de mi vida. Quiero aprender a escucharte con atención, a reconocer tu voz y a obedecer sin temor.

Padre, revelame lo que está oculto a mis sentidos humanos. Enséñame a ver más allá de lo evidente, a comprender tu Palabra con profundidad, y a aplicarla con sabiduría en mi día a día.

No quiero caminar por impulsos ni por lo que el mundo me dicta. Anhelo vivir dirigida por ti, entendiendo tus tiempos, tus caminos y tus planes para mí.

Gracias porque sé que tú das sabiduría a quien la pide con fe. Me abrazo a tu verdad y confío en que me hablarás con claridad. En el nombre de Jesús, amén.